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El régimen de Irán pierde influencia en Medio Oriente mientras enfrenta la posibilidad de ceder el control de Irak

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El primer ministro iraquí, Mohamed Shia al-Sudani, y el presidente iraní, Masud Pezeshkian, asisten a una ceremonia de bienvenida en el aeropuerto internacional de Bagdad (REUTERS/ARCHIVO) Desde la Revolución Islámica de 1979, el régimen de Irán ha construido una red de aliados en Medio Oriente, con el objetivo de consolidar su influencia y contrarrestar la presencia de Estados Unidos e Israel en la región. Durante años, esta estrategia le permitió afianzar el control en países clave como Irak, Líbano, Siria y Yemen. Sin embargo, en el último año, la dinámica regional ha cambiado, y Teherán ha visto disminuir su poder en algunos de estos territorios. Según un análisis de Foreign Affairs, Irán ha perdido el control sobre dos de las cuatro capitales árabes que antes consideraba bajo su órbita de influencia. En Líbano, la guerra con Israel ha debilitado significativamente a Hezbollah, mientras que en Siria, la caída del régimen de Bashar al-Assad en diciembre de 2024 marcó un punto de inflexión, tras la ofensiva de fuerzas suníes respaldadas por Turquía. Estos reveses han generado preocupación en Teherán, que ahora busca evitar una nueva pérdida de poder en Irak, donde su influencia sigue siendo significativa, pero enfrenta desafíos crecientes. Irak: la próxima amenaza para Irán La estabilidad de Irak es clave para Irán, no solo por su proximidad geográfica, sino porque el país ha sido una fuente vital de recursos financieros y una plataforma para sus operaciones en la región. No obstante, las señales recientes indican que los grupos aliados de Teherán en Bagdad enfrentan un panorama incierto. En el último año, las milicias iraquíes respaldadas por Irán han reducido sus ataques contra fuerzas estadounidenses e israelíes. Durante 2024, estos grupos llevaron a cabo múltiples ofensivas, incluida una que causó la muerte de tres soldados de EEUU en marzo. Sin embargo, desde diciembre, han evitado lanzar nuevos ataques, lo que sugiere un intento de evitar represalias o una pérdida de confianza en su capacidad para operar sin consecuencias. Irán pierde control sobre aliados clave en Medio Oriente, debilitando su influencia regional (REUTERS/ARCHIVO) A nivel político, el gobierno iraquí, liderado por el primer ministro Mohammed Shia al-Sudani, ha tomado decisiones que podrían interpretarse como un intento de equilibrar su relación con EEUU y reducir su dependencia de Irán. En enero de 2025, el gobierno iraquí aceptó tres medidas clave propuestas por Washington: Eliminación de una orden de arresto contra el ex presidente Donald Trump, emitida tras el asesinato de Qassem Soleimani y Abu Mahdi al-Muhandis en Bagdad en 2020. Liberación de la investigadora Elizabeth Tsurkov, retenida por Kataib Hezbollah, una de las principales milicias proiraníes en Irak. Aprobación de una enmienda presupuestaria que favorece a la comunidad kurda, el grupo iraquí con más vínculos con EEUU. Estos movimientos sugieren que el gobierno de Sudani y sus aliados, a pesar de su cercanía con Irán, buscan mantener una relación funcional con Washington. Esto podría indicar que la influencia de Irán en Irak ya no es tan firme como en años anteriores. La importancia de Irak: economía y geopolítica La presión sobre Irán en Irak también se explica por el papel económico de este último. Irak es el quinto mayor productor de petróleo del mundo, mientras que Irán ocupa la novena posición y enfrenta sanciones internacionales sobre sus exportaciones energéticas. Para evitar estas restricciones, Teherán ha utilizado a Irak como un canal para comercializar su petróleo en mercados internacionales, moviéndolo a aguas iraquíes y vendiéndolo con etiquetas falsas. El primer ministro de Irak, Mohammed Shia al-Sudani (REUTERS/ARCHIVO) Las milicias iraquíes vinculadas a Irán también han desempeñado un papel en la explotación económica del país. Kataib Hezbollah y Asaib Ahl al-Haq, grupos designados como organizaciones terroristas por EEUU, han estado involucrados en el robo de petróleo, la manipulación de subsidios estatales y la creación de empresas fantasma para desviar recursos públicos. Además, las Fuerzas de Movilización Popular (PMF), un conglomerado de milicias respaldadas por Irán, reciben más de 3.000 millones de dólares anuales del presupuesto iraquí. Aunque formalmente están bajo el control del gobierno de Bagdad, muchas de estas unidades actúan de manera autónoma y responden a órdenes de Irán. En el ámbito empresarial, la influencia iraní se extiende a sectores como la construcción, el turismo religioso y las telecomunicaciones, a través de conglomerados vinculados a la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC). Más allá de lo económico, perder Irak representaría un golpe simbólico y estratégico para Irán, pues ya enfrenta desafíos regionales como la caída de Damasco y el debilitamiento de Hezbollah. Si su control sobre Irak se ve aún más comprometido, esto podría desencadenar repercusiones dentro del propio territorio iraní, donde el malestar social y económico ha ido en aumento. Estrategia de EEUU para reducir la influencia de Irán en Irak Washington ha adoptado una nueva estrategia para contrarrestar la presencia de Irán en Irak, modificando su enfoque previo de apoyo tácito a gobiernos proiraníes por temor a un colapso político o el resurgimiento del Estado Islámico (ISIS). Con la estabilidad interna de Irak más consolidada y la influencia iraní debilitada en otros frentes, EEUU ha comenzado a aplicar presión directa sobre Bagdad. La caída del régimen de Bashar al-Asad en Siria marcó un retroceso para Irán en diciembre de 2024 (REUTERS/ARCHIVO) “EEUU busca distanciarse del gobierno iraquí y evitar alianzas irreparables con líderes de inclinación proiraní.” Entre las medidas que Washington ha considerado están: No invitar a Sudani a la Casa Blanca, marcando un cambio en la relación bilateral. Supervisar el proceso electoral iraquí, con la intención de sancionar a quienes interfieran en el desarrollo de unas elecciones libres. Además, EEUU ha adoptado sanciones y medidas económicas para presionar a los actores alineados con Irán. En febrero, el Departamento del Tesoro anunció sanciones para quienes faciliten la evasión de restricciones a Teherán. En marzo, Washington canceló una exención que permitía a Irak comprar electricidad iraní, limitando una fuente clave de ingresos para la República Islámica. Consecuencias para la región La reducción de la influencia de Irán en Irak podría tener un impacto en el equilibrio de poder en Medio Oriente. Si Teherán pierde su capacidad de controlar el gobierno y las milicias iraquíes, su posición regional se vería aún más debilitada. Este escenario podría abrir nuevas oportunidades para EEUU en futuras negociaciones con Irán, particularmente en torno a su programa nuclear. Según el análisis de Foreign Affairs, “la presión en Irak podría ser clave en las tácticas nucleares de EEUU”. Aunque la posición de Irán en Irak sigue siendo significativa, los cambios recientes sugieren que su dominio ya no es absoluto. Con un panorama electoral incierto en Bagdad y una presión creciente por parte de EEUU, la estabilidad de la influencia iraní en el país se encuentra en riesgo, en un contexto en el que Teherán no puede permitirse más retrocesos en la región. *Lea el artículo completo de Foreing Affairs haciendo clic aquí Compartir nota: Temas Relacionados IránMohammed Shia al-SudaniMedio OrienteIrakInfluencia iraníQassem SoleimaniHezbollahGuardia Revolucionaria IslámicaÚltimas noticias América

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